Cada día tenemos la oportunidad de hacer de las cosas ordinarias algo extraordinario, ayudando a la construcción de un mundo cada vez mejor y más seguro, porque el mundo se construye con la acción de aquellas personas que en lugar de ver pasar las cosas, hacen que las cosas pasen.
En Service Fire 3000 nos dedicamos a hacer que las cosas pasen, por ello nos identificamos con la historia de una mujer que soñó una vida distinta, una vida al servicio y seguridad de los otros y, sin importarle su condición, se atrevió a realizar acciones extraordinarias pasando a la historia como la primera mujer bombero.
Este es el caso de Molly Williams, una mujer negra y esclava, cuyo dueño Benjamin Aymar, trabajaba como bombero voluntario en el bajo Manhattan, en la estación Oceanus Engine Co.11, del estado de Nueva York. El trabajo de Molly era atender a su patrón y la cocina de la estación de bomberos, mientras él estaba de servicio. Mientras ella cocinaba, veía cada día las actividades de los bomberos, las acciones que realizaban para apagar incendios, sus entrenamientos y hasta como manejaban el pesado camión para atender las emergencias.
Un buen día, antes de que se organizara el Departamento de Bomberos en 1865, Molly aprovechó la oportunidad que le brindaba la vida, y sin pensarlo mucho tomó la decisión y salió a apagar incendios en la ciudad de Nueva York, convirtiéndose así en la primera mujer bombero del mundo.
Molly Wuilliams, la Voluntaria N° 11
Como dijimos anteriormente, Williams trabajó como cocinera de la estación de bomberos en el bajo Manhattan mientras atendía a Aymar, su dueño.
En el duro invierno de 1818, una tormenta de nieve azotó a la ciudad, trayendo como consecuencia que los voluntarios fuesen afectados por un brote de gripe, por lo que muchos de ellos debían guardar cama. Pero como las cosas no vienen solas, luego de la tormenta, se recibió una llamada de incendio y la única persona que estaba bien y disponible era Molly. Entonces y en vista de la emergencia, ella condujo el camión de bomberos para responder al llamado y apagar el fuego. Tras este acto de valentía, comenzó a trabajar en la estación, convirtiéndose así en la primera mujer de Estados Unidos en dedicarse a extinguir incendios.
Esta hazaña despertó la admiración de los ciudadanos y sobre todo de sus compañeros, y como era la tradición entre los bomberos del departamento, la llamaron Voluntaria número 11, reconociendo además el valor que tuvo Molly al atender ella sola el llamado.
La historia de Molly Wuilliams fue el ejemplo a seguir por otras mujeres, como por ejemplo Ella McNair, quien muchos años después se une a la estación de bomberos de Nueva York. Era otra afroamericana con sueños y deseos de servir en la estación de bomberos a quien, gracias a su coraje, en 1968 le fue otorgada la medalla al valor al rescatar a un niño de un incendio. Cabe decir que ésta medalla es el mayor honor que otorga el departamento de bomberos de la ciudad de Nueva York.
Su lucha, entrega y esfuerzo cobra frutos cuando en el año 2002, y gracias al apoyo de la Asociación de Bomberos Uniformados, McNair fue nombrada teniente, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar este rango.
Gracias a mujeres como Molly Williams y Ella McNair, se abrieron espacios para que otras mujeres se decidieran a formar parte de esta heroica labor. Y aún hoy siguen siendo inspiración para que cada día, cada vez más mujeres alrededor del mundo se unan a las brigadas femeninas de bomberos, trabajando por tu seguridad.
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